¿No tienes planes para Semana Santa? Te proponemos una escapada a Turquía
Una oferta inigualable para que disfrutes de tus vacaciones de Semana Santa en Estambul.
Estambul es una ciudad cargada de historia y leyenda, pero también moderna, que consigue mezclar en sus calles y habitantes rasgos de Oriente y Occidente.
Enclavada mitad en Europa y mitad en Asia, Estambul fue en su día el centro del mundo civilizado y en sus calles ha quedado para siempre cierta dignidad que la hace distinta: no es glamour... sino nobleza. Da igual los días que os quedéis en Estambul, una vez que la has visto te queda para siempre la nostalgia.
El barrio de Sultanahmet concentra la mayor parte de los monumentos de Estambul. La parte antigua de Estambul, reconocible desde la distancia gracias a las siluetas de los minaretes de sus mezquitas, de las murallas y de las torres del palacio de Topkapi, ha sido helénica, romana, bizantina, otomana y republicana. Sus primeros pobladores, allá por el año 650 a. C., se vieron seducidos por su ubicación estratégica para el comercio entre mar de Mármara y el mar Negro, y el paso entre la zona sur de la antigua Grecia y la península de Anatolia. Además, la ciudad, una vez amurallada, era prácticamente inexpugnable, ya que estaba rodeada por el mar y por el Cuerno de Oro, un puerto natural de varios kilómetros de largo que impedía el acceso de tribus enemigas.
Así es Estambul, a cada paso hay que pararse para oír una historia.
De los restos que dejaron los primeros pobladores, destacan las cisternas o Yerebatan Saray, una construcción subterránea que hoy se utiliza para dar conciertos por su acústica acuática y cantarina. Justo al lado de la entrada a las cisternas, se extiende la explanada de la plaza de Sultanahmet: a un lado Santa Sofía o Aya Sofia y al otro, la Mezquita Azul, la más grande de la ciudad de Estambul. Hacia el mar, la entrada al Palacio de Topkapi.